jueves, 23 de octubre de 2008

Por qué "Calle de la Mar"






El nombre de las calles puede ser un tema importante o intranscendente. Pero si esa calle une el centro de la ciudad (y de la Edad Media hasta la época contemporánea la Catedral era el centro exacto de la ciudad) con el río que era la gran autopista oceánica hacia el progreso y la riqueza, el tema cobra más relieve. Que la actual calle García de Vinuesa se llamase "calle de la Mar" al menos que se sepa desde el siglo XIII hasta 1866, es decir seis siglos, es decir 600 años, no es algo que pueda olvidarse por más que haya pasado otro siglo y medio desde entonces.





Pudo ser mucho el agradecimiento que al alcalde García de Vinuesa, vecino inmediato de la calle, le quisiera mostrar la ciudad al poco de su fallecimiento. Puede que la ciudad estuviera aun resentida y sumida en el declive que supuso el final de su protagonismo en el comercio con América y que desde entonces empezara a darle la espalda al río, un Guadalquivir que ya compensaba a duras penas la cara amarga de las riadas. Puede que nadie cayera en la cuenta de la enorme belleza que se contenía en su nombre anterior, en todo lo que evocaba, en esa poesía que transmiten los lugares que conservan su nombre natural, como cuando uno va por el callejón de los piratas de Cádiz. Puede que nadie notase que al cambiar la rotulación se perdía el olor a sal, la brisa oceánica y el rumor de olas que por esa vía se le adentraba a Sevilla hasta el pulmón de su casco antiguo.




Intentar hoy recuperar el nombre perdido de nuestra "calle de la Mar" seguramente se pagaría con el inmediato calificativo despreciativo de nostálgico. Hasta que un día la idea se le ocurra a un cerebro gris del régimen político de turno y entonces se vestiría de recuperación histórica y se vendería como un logro frente a todo aquello de lo que nadie se dió cuenta en su día. Aunque fuese así, ojalá lleguemos a conocerlo. Porque el mar sigue estando igual de cerca -o más- que siempre. Porque el mar está en la esencia misma de la ciudad. Porque el mar puede seguir siendo un caladero de prosperidad económica, y de inspiración cultural, y de motivo de convivencia ciudadana.


Esta es la reivindicación que busca el título de este blog.






No hay comentarios: