Calle de la Aduana II

LA CALLE DE LA ADUANA (hoy Tomás de Ybarra) II

A la izquierda plano general de todas las naves de las Atarazanas, y a la derecha el detalle de la planta del nuevo edificio que a partir de 1587 ocuparía en las mismas la Aduana en el extremo Sur. El trazo más negro del perímetro señala el recorrido de la muralla y explica lo que comentábamos en el capítulo I sobre el derribo de las casas de la calle para formar la plazoleta ante el edificio que nos ocupa.

Fachada del edificio de la Aduana tal y como llegó hasta 1940 en que se derribó. La portada fue remodelada en el siglo XVIII, destruída en un incendio en 1792 y posteriormente reconstruída. Ésta portada era la que hoy consideraríamos trasera pues la Aduana tenía una entrada hacia el lado de la ciudad (como hoy la conocemos) y otra, más principal, hacia el lado del río por donde le entraban todas las mercancías. Esta segunda es la que recoge la fotografía, dando a lo que hoy es la calle Temprado

El desaparecido conjunto de la Aduana (portada del lado del río y naves) ubicada en el caserío circundante, con la proximidad a la Casa Lonja y a la Catedral

Esta otra imagen puede acercarnos a comprender su inmediatez al río como control de las mercancías que por el llegaban.

La antigua portada de las fotografías anteriores corresponderían a esta fachada actual, una simple trasera sin acceso noble.

La Aduana aparece en casi todos las vistas antiguas del puerto. Aquí en en uno de ellos, representativo de la época dorada de la Sevilla americana. Abajo, detalle del recuadro donde se aprecia la misma (lo tiene incluso escrito sobre la fachada) y el Postigo del Carbón.

El edificio mandado a contruir por Felipe II se comenzó en 1585 y se terminó en 1587, según rezaba la placa colocada entonces en su portada. Sus trazas se deben al arquitecto Asensio de Maeda. También lo leemos atribuido a Juan de Oviedo, quien declara en 1588 que concertó con Pedro Ruiz para construir la aduanilla de Yndias, aunque por tal ya hemos visto se denominaba la antigua Aduana.

Varios autores han referido la grandeza del edificio. Rodrigo Caro dice “una de las cosas más celebres que tiene Sevilla (y si dijere toda España no me engañaré) es la aduana edificada al sitio de las Atarazanas y que ocupa una buena parte de ellas. Su fábrica era muy alta y ancha y la mayor parte de cantería y ladrillo, edificada a modo de un templo con crucero. Aquí vienen a parar todas cuantas mercaderías y cosas que se vienen a vender a Sevilla, y así está llena siempre de fardos, tercios y otros géneros de carga, que apenas se puede andar por ella, estando las mercaderías unas sobre otras, haciendo grandes y altos túmulos de ellas".

Cuenta Ortiz de Zúñiga en sus Anales: “Desde tiempo del Emperador (Carlos I) administraba Sevilla con repetidos encabezamientos sus Reales Almojarifazgos, con muy claro útil de la Hacienda Real, y alivio de los contribuyentes; pero por defecto del lugar diputado al despacho de las mercadurías se incomodaban mucho y habían discurrido varios sitios para construir Casa de Aduana, eligiese al fin algunos años de este una naves de la atarazana Antigua, que para esto con licencia real se obtuvieron a censo del Alcázar Real cuyas son todas; el las cuales, con entrada por la ciudad y salida al Arenal, se dispuso la suntuosa y amplia Aduana que se ve, sobre cuyas puertas este letrero manifiesta por su Autor a la Ciudad:

REYNANDO EN ESPAÑA EL CATOLICO, Y MUY ALTO Y PODEROSO REY DON FELIPE SEGUNDO Y SIENDO ASSISTENTE EN ESTA CIUDAD EL CONDE DE ORGAZ, SEVILLA MANDO HAZER ESTA ADUANA, PARA SERVIR A SU MAGESTAD, TENIENDO A SU CARGO LOS ALMOXARIFAZGOS, AÑO DE 1587"

(Continuará)